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Cuando llevaba ya tiempo traduciendo “Las Cartas de Pierre”, fui a visitar a unas monjas de Burgos a quienes aprecio mucho. Cuando Sor María me preguntó qué hacía y aludí a lo que estaba traduciendo me dijo que ella no necesitaba “esas cosas” para creer. “Yo tampoco”, le dije, pero me interesa lo que Pierre Monnier dice, por ejemplo, sobre lo que hacen en el Cielo… Se echó a reír entre ingenua e irónica y me dijo: “¡Con las ganas que yo tengo de ir al Cielo para descansar!”. Recuerdo que me salió espontáneamente: “¡Pues parece que no se está allí mano sobre mano!…”

Luego, he pensado a qué tipo de teología [explicación sobre Dios y las cosas relacionadas con El a la luz de la Revelación], respondía esta idea del Cielo y he llegado a la conclusión de que era como un corolario de la teología que se explica en Occidente y que nada tiene que ver con la que aquí enseña el P. Brune. Digo esto porque, según aquella teología, la “salvación” que nos trae Cristo es una satisfacción al Padre por nuestros pecados: ¡El Padre estaba enfadado con nosotros y “lo pagó” con su Hijo amado, Jesucristo!

La “salvación” que nos viene es, por tanto, algo otorgado por el Padre y el Cielo es algo que nos viene “de fuera”, no “de dentro”. Por eso Sor María pensaba en el Cielo para poder descansar, para no hacer nada. El Padre Brune, de la mano de los teólogos ortodoxos y de los místicos, nos introduce en una teología completamente distinta que puede resumirse en esta frase de San Agustín: «Dios se hizo hombre para que el hombre se convierta en Dios». Pero vayamos despacio…

¡Buen día!

CAPÍTULO 3 (final)

INTERPRETACIONES INACEPTABLES DE LA PASIÓN (3ª PARTE)

François Brune06La vuelta a la vieja teología

Solo los neoconservadores, en efecto, se sienten suficientemente seguros de no tener dificultades para poder publicar. Con ellos, al menos, se vuelve a encontrar lo esencial de la fe cristiana. De esto, no puedo sino alegrarme y estarles muy agradecido. Pero, desgraciadamente, no lo hacen sino recuperando las viejas explicaciones. Intentan disimularlo con ciertos artificios de lenguaje, pero la estructura de su sistema no ha cambiado y me parece evidente que conocerá el mismo rechazo. No se trata de una simple vuelta al pasado. Ellos no hacen sino sumergirse en el mismo callejón sin salida, con grandes dosis de San Agustín y de Santo Tomás de Aquino. Como Sísifo, suben la roca a la cima de la colina, pero como la ponen en la misma pendiente, no podrá sino volver a caer, pronto o tarde.

Un dominico: M.-D. Molinié

Entre estos teólogos contemporáneos conservadores, que pueden publicar sin peligro, citaré el ensayo del Padre dominico M.-D. Molinié en una obra colectiva sobre Le mystère du mal. Mantiene, sin ninguna duda posible, la divinidad de Cristo, pero en 30 páginas sobre la Redención, no le da nunca el título de “Salvador” y no dice nunca que nos ha salvado. Afortunadamente no recupera la idea de que el Hijo, con su sufrimiento, habría dado satisfacción a su Padre ofendido por nuestros pecados. Nos explica en páginas muy hermosas que Cristo no tomó directamente sobre sí la angustia de los pecadores que se sienten alejados de Dios, sino que la siente por una especie de ósmosis, de “empatía”, se diría en el lenguaje de los psicólogos: «El Amor, la Bienaventuranza y la Santidad de Dios siente, en cuanto Amor que es, la angustia y la desdicha de estar separado del Amor… simplemente porque el amor hace del amigo un alter ego, y Ellos lo sienten infinitamente más que el mismo pecador.» (¡Aquí se está muy lejos del Dios “Acto puro” de Aristóteles y de santo Tomás de Aquino!)

Sin embargo, no encuentro en ninguna parte por qué “mecanismo” puede salvar al pecador esta empatía, porque ella va de los pecadores a Cristo y no a la inversa. No se ve en absoluto en este ensayo teológico en qué, ni cómo la acción de Cristo, por su Pasión y por su Muerte, podría cambiar algo en nosotros. Es siempre sobre el Padre como actúa Cristo, lo mismo que en el antiguo esquema: «La gracia redentora es el fruto… de la muerte de Cristo.» Es siempre por su muerte como Cristo nos obtiene del Padre “la gracia redentora”. Lee el resto de esta entrada »

La crisis de la teología en torno al significado de la Pasión de Cristo es hoy increíble. Trata de explicar, en términos comprensibles para el hombre de hoy, lo que supone Jesucristo y la salvación que nos trae. No, no vale decir: «¡Qué más da! si uno se considera creyente». En el fondo, se trata de adquirir una fe adulta o de quedar sesteando en fórmulas vacías. Lo que buscan estos teólogos de las nuevas teologías es buscar una nueva formulación de los dogmas en su conjunto.

El propósito es bueno. El resultado en muchos, no,  porque llevan de hecho al abandono progresivo de la fe. Esto se produce, según el P. Brune, cuando se reduce a Cristo a mero modelo, modelo político o modelo de sabiduría, y cuando, como en algunos de estos teólogos, el misterio del mal se deja a un lado. Alguno, como Frédéric Lenoir, llega aún más lejos: parece no sospechar que pueda haber relación entre el mal que domina al mundo y la Pasión de Cristo y, con gran ligereza, dice que en los santos y místicos asociados a la Pasión de Cristo, lo único que hay es “dolorismo”.

Desde esta perspectiva, ¿qué queda de Cristo? Apenas nada. La defensa de su divinidad se ha convertido en minoritaria en su Iglesia. El Papa Benedicto XVI sabe que, para la mayoría de los teólogos y exegetas actuales, Cristo no es considerado “Dios hecho hombre”. Por eso ha tomado la pluma de viejo profesor y ha escrito directamente para los fieles tres tomos bellísimos sobre Jesús de Nazaret. El último, que tanto se ha banalizado, sobre la Infancia de Jesús.

¡Buen día!

CAPÍTULO 3 (continuación)

INTERPRETACIONES INACEPTABLES DE LA PASIÓN (2ª PARTE)

François Brune05Las nuevas teologías de la Redención

Reformular toda la teología

Antes de exponer lo que sigue, me gustaría demostrar que no exagero la gravedad de esta crisis. He aquí, en pocas palabras, lo que dice de ella el Padre de Menthière, profesor en la Escuela Catedral de París, y por tanto uno de los formadores de futuros sacerdotes de la capital:

«¿Se ha caído en la cuenta de hasta qué punto la fe cristiana había como cambiado de programación a través del siglo XX? ¿De dónde viene que se pueda en adelante presentar el cristianismo llegando a un callejón sin salida casi total sobre la realidad de la salvación? ¿Es solo Jesús mensajero de amor y compañero de la humanidad, o es aún el Hijo de Dios encarnado, muerto y resucitado por nosotros los hombres y por nuestra salvación? ¿No hemos cambiado de religión? Nociones esenciales para nuestros padres en la fe (paraíso, purgatorio, infierno, mérito, sacrificio, reparación, alma, expiación, juicio …) muestran un extraño eclipse en el pensamiento y la predicación cristiana ordinarias. ¿Son solo el testimonio de un mundo religioso arcaico o siguen manteniendo hoy alguna congruencia?»[1] ¡Por desgracia sí! El drama es profundo y llega hasta ahí. Es también así como algunos fieles lo han sentido.

No se trata solamente de una impresión, sino de una revolución del pensamiento teológico dirigido muy conscientemente por la casi totalidad de los teólogos a finales del último siglo. He aquí algunos ejemplos, tomados a veces de obras colectivas, lo que significa que los demás teólogos, colaboradores de esas mismas obras, no estaban particularmente en contra de las opiniones que voy a citar.

M. Tavernier, en un capítulo titulado «Balance y tareas de la Cristología», anuncia claramente un párrafo bajo el título “Por una formulación moderna del misterio de la Encarnación”. «Tímidamente en el siglo XIX, con mayor seguridad hoy, teólogos protestantes y católicos, se han propuesto integrar en la cristología las aportaciones modernas de nuestra visión del hombre. Su esfuerzo sigue siendo difícil, con frecuencia en las fronteras de la ortodoxia, a veces condenado por el Magisterio: es sin embargo absolutamente necesario, si queremos poder hablar de Jesucristo con las palabras de hoy.»[2] Lee el resto de esta entrada »

¿Cuáles son los puntos esenciales de la teología de la Pasión de Cristo, en Occidente, por los que resulta inaceptable?

1. La Pasión de Cristo es entendida como un castigo exigido por el Padre: en algunas versiones suaves, el Padre es presentado como prisionero de su justicia: no puede renunciar a la justicia y por eso exige el castigo del pecado. En otras, más duras, la Pasión será para vengar su honor y apaciguar su ira. Leer con atención, a este respecto, el sermón de Bossuet ante la corte el viernes santo de 1660.

2. El sacrificio de Cristo nos salva porque el Padre acepta que su Hijo pague por nosotros, los verdaderos culpables. Es una especie de sustitución jurídica aceptada por el Padre la que nos libra del castigo merecido. Pero, ojo, sería cometiendo un crimen, aún más monstruoso que los otros, como los hombres habrían obtenido su perdón. No se ve que con este crimen se respete la justicia.

El cardenal Ratzinger, futuro Papa Benedicto XVI, reconocía aún, en 1969, que este esquema era «la concepción cristiana corriente de la redención.» El P. Brune se permite puntualizar sobre esto: «corriente en Occidente, pero no en el Oriente cristiano». «El Oriente cristiano jamás compartió esta manera de entender el sacrificio de la cruz.»

En realidad, esta manera de comprender el mecanismo de nuestra salvación por sustitución y satisfacción fue abandonada totalmente por los teólogos occidentales en la segunda mitad del siglo XX. Se abandona esta antigua teología, pero no se propone ninguna explicación sobre cómo nos salvó la Pasión de Cristo. Más adelante veremos en qué consiste la nueva teología de la Redención: si esta teología tradicional es desafortunada, las nuevas teologías aún lo son más.

¡Buen día!

CAPÍTULO 3 (inicio)

INTERPRETACIONES INACEPTABLES DE LA PASIÓN (1ª PARTE)

François Brune04La teología tradicional en Occidente

Hay algo mucho peor que esta doctrina de los limbos, es la teología desarrollada en Occidente para explicar cómo nos salva la Pasión de Cristo. Los textos son numerosos, particularmente en las Epístolas en las que la vida y sobre todo la Pasión de Cristo nos son presentadas como el sacrificio que nos salva, es decir, a la vez, arrancados a la muerte y promovidos a una vida eterna de felicidad en la amistad con Dios. Esta es una afirmación masiva irrefutable. Pero a nivel del Nuevo Testamento no hay ningún intento para explicarnos cómo pudo, realmente, salvarnos este sacrificio. Solo encontramos en estos textos imágenes incoherentes evocadas de paso, sin que haya ninguna insistencia en ninguna de ellas, como si una u otra correspondieran más al “mecanismo” por el que este sacrificio tuvo tal eficacia. Se encuentra con frecuencia la metáfora del «rescate», como se rescata a prisioneros para liberarlos. Pero en ningún texto se concreta a quien habría pagado Cristo por nosotros.

¿A su Padre? ¿A Satán, como sugirieron algunos teólogos de los primeros siglos? He aquí un texto, por ejemplo, de san Pablo:  «Cristo nos rescató de la maldición de la Ley, haciéndose maldición por nosotros.» (Gál, 3, 13). Pero la Ley es una abstracción; no se le puede pagar nada. El se hizo “maldición” por nosotros. ¿Pero cómo? ¿Y de qué nos ha librado? O también en este texto de san Pedro: «El mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el leño de la cruz» (I Pe. 2, 24). Está bien, pero ¿qué sentido debe darse exactamente a este texto? ¿Cómo se pueden llevar los pecados de otros?

No multipliquemos los ejemplos. Todos estos textos afirman claramente que, por su Cruz, Cristo nos salvó. Pero no tratan de entrar en el misterio del cómo de esta salvación. Esta no era la preocupación de estos autores, ni la de sus lectores u oyentes. Llegará más tarde el trabajo de los teólogos tratando de comprender “en qué” y “cómo”. En sí, es una cuestión secundaria. No es necesario saberlo para caminar hacia Dios. Pero es también una curiosidad legítima. Según las teorías esbozadas, estas construcciones intelectuales podrían resultar un obstáculo para la fe o, por el contrario, una profundización y un enriquecimiento maravillosos.

Ahora bien, resulta que la teoría elaborada en Occidente, largo tiempo aceptada sin demasiadas dificultades, ha acabado por escandalizar y alejar a muchos fieles de la Iglesia y, desgraciadamente, también de Dios. Lee el resto de esta entrada »

Lo malo, a mi juicio, no es que la Iglesia Católica haya cambiado de opinión sobre los Limbos y sobre el Infierno: el Concilio Vaticano II no empleó la palabra Infierno ni una sola vez. Lo que desorienta es su tozudez a la hora de admitir que puede cambiar de criterio en algunos temas, entre ellos lo dos de que trata este capítulo 2 del libro de François Brune.

Os invito a leer despacio este capítulo, para captar los cambios de la Iglesia católica y romana en torno a los Limbos y al Infierno.

¡Buen día!

CAPÍTULO 2

UNA TEOLOGÍA MUCHAS VECES INSEGURA

François Brune02La Santa Iglesia Católica y Romana, en su forma actual, acabamos de ver que está en vías de rápida desaparición. Aunque sigo siendo sacerdote en esta Iglesia, yo diría que esta desaparición no es necesariamente muy grave. Dios es el importante. La Iglesia es solamente un instrumento. Y los Evangelios permanecen. Desgraciadamente, la mayoría de las personas que dejan esta Iglesia no disponen de tiempo, de ánimo o de medios para buscar a Dios por sí mismos. Esto a mi juicio es un drama.

Por esto me parece muy importante mostrar que se puede y se debe hacer esta distinción. La mayoría de los creyentes no se atreven a hacerlo muchas veces, porque no se sienten capaces por sí mismos de emitir un juicio sobre lo que  está de acuerdo con la enseñanza y la voluntad de Dios y lo que no lo está. Es verdad que la Iglesia lo ha intentado todo para convencerlos de que fiarse de su propio juicio sería el peor de los peligros y la señal de una rebelión contra la Iglesia de Dios. El «libre examen», valorado por los protestantes, está formalmente condenado. Sin embargo, hoy, se quiera o no, es imposible seguir ciegamente la enseñanza de la Iglesia por la sencilla razón de que esta misma enseñanza se ha convertido en muy insegura, hasta el punto de que ya no se ve en que consiste.

Este libro se refiere a una cuestión esencial para la fe cristiana y que hoy se cuestiona con frecuencia: el papel de Cristo como Salvador. Puede resultaros difícil admitir que en un tema tan importante la enseñanza de la Iglesia no sea segura. Este capítulo tiene precisamente como fin mostrar algunos casos en que la Iglesia, desgraciadamente, ha cometido errores y donde ella misma acaba admitiéndolo, pero a disgusto, sin reconocerlo oficialmente. ¡Siempre el miedo a perder toda autoridad reconociendo sus errores! Pero la inmensa tradición de la Iglesia está hecha de numerosos extravíos, de discusiones, de disputas, de intentos fracasados, de crisis, de recuperaciones. La teología de la Iglesia no es un largo río tranquilo. Ha conocido muchos desarrollos, vueltas atrás, correcciones. Ved, por ejemplo, para convenceros de que no es mi “mal espíritu” el que trata de introducir la duda en el vuestro, el estudio del Padre Vincent Holzer[1]. Es para ayudaros a comprender mejor que la Iglesia ha podido equivocarse sobre un dogma tan central como nuestra salvación por Cristo, por lo que voy a exponer aquí en primer lugar otros dos casos en los que la Iglesia se equivocó claramente. Lee el resto de esta entrada »

Sin más preámbulos, iniciamos ya la lectura del libro del P. Brune. He considerado oportuno incluir en primer lugar la «Tabla de materias» que figura como índice al final del libro, para que nos sirva de esquema orientativo de su contenido y de ayuda durante la lectura.

Solo recordar los tres nucleos de desarrollo del libro:

– la Iglesia Católica
– el Universo
– el Amor de Dios

Confío en que este extraordinario trabajo de nuestro amigo François pueda ser apreciado por sus lectores y nos sirva a todos en nuestras inquietudes.

¡Buen dia!

CRISTO DE OTRA MANERA

El verdadero sentido de su Pasión

Autor: P. François Brune

Título original: “Le Christ autrement. Le vrai sens de sa Passion”

Editions Le Temps présent, Collection: Mutation, 2010

Traducción: Alfredo Camarero Gil

(Esta “copia de trabajo” tiene por finalidad dejar preparada la edición por si algún editor se decide a publicarlo)

TABLA DE MATERIAS

Introducción
1. La crisis de la Iglesia
2. La teología es con frecuencia insegura
Los limbos
El infierno
3. Interpretaciones inaceptables de la Pasión
La teología tradicional en Occidente
Las nuevas teologías de la Redención
La vuelta a la vieja teología
4. El universo es un campo de fuerzas
Las partículas no separables
Los campos mórficos
La mediumnidad en todas sus formas
Nuestros pensamientos son energías
Los extraterrestres
El ticoscopio
Las cucharas torcidas
Las curaciones a distancia
Los fenómenos transgeneracionales
El holograma
5. Las fuerzas de las tinieblas
Los demonios
Los místicos poseídos
Las sectas satánicas
El contagio del mal
6. Las fuerzas de la Luz
El sentido de su lucha
Los ángeles vigilan sobre nosotros
Los muertos vigilan sobre nosotros
Nosotros, en la tierra, vigilamos unos sobre otros
7. La fuerza del Amor de Dios
Cristo tomó en sí a toda la humanidad
La pedagogía del amor
La llamada al sacrificio
8. El abandono de Cristo en la cruz
9. El misterio del mundo

INTRODUCCIÓN

François Brune01La fe cristiana es pura locura! ¡Creer que el Creador de tantos mundos, de galaxias, de planetas, de materia oscura o invisible, de tantos espacios medidos en miles de años luz y de mundos cuya existencia se despliega en millones de años, pueda interesarse por lo que ocurre en nuestro minúsculo planeta de hace algunos años (a escala universal la existencia de nuestro planeta data solo de algunos instantes) es completamente insensato! Ya no estamos en la época en la que Pascal podía ya decir: «El silencio eterno de esos espacios infinitos me asusta». El universo, tal como nosotros podemos vislumbrarlo no es comparable con el que conocía el autor de “Pensamientos”. Se piensa actualmente que se formó hace unos 15 mil millones de años. Habéis visto seguramente algunos de esos documentales en los que se nos muestran nubes de galaxias lejanas, imágenes espléndidas de mundos en colisión. Nuestra galaxia incluye, al parecer, miles de millones de estrellas. ¡Miles de millones! La galaxia de Andrómeda «está formada por varios cientos de miles de millones de estrellas parecidas a nuestro sol… ¿Cuántas galaxias hay? se pregunta por nosotros Hubert Reeves. Un millar de miles de millones… ¿de miles de millones? Aún más. Siempre más.[1]» Lee el resto de esta entrada »

Iniciamos la andadura de este nuevo blog de teología de “Aquí-Allá” con el libro «Cristo de otra manera. El verdadero sentido de su pasión» del Padre François Brune, antiguo conocido de nuestro grupo. Pero antes de comenzar con su lectura, conviene hacer una breve presentación de la obra y de su autor.

Pocos libros me han gustado tanto como éste. Lo llevé, en mayo de este año 2012, a un balneario donde estuve con mi mujer y unos amigos y, cuando tenía un rato, me ponía a leerlo como un loco. Mi mujer no comprendía que un libro como éste, que trata de Cristo y de su Pasión, pudiera resultarme tan apasionante. Y esto era así porque, por una parte, el libro critica con fundamento y acierto la teología que estudié sobre el sentido de la Pasión de Cristo y, por otra, esta crítica la hace nuestro amigo François no de forma abstracta sino a través de datos y casos concretos que te enganchan desde las primeras páginas.

Este libro de François Brune pretende nada menos que explicar la Pasión de Cristo desde una perspectiva que se aleja de la teología tradicional, explicada en los seminarios y universidades eclesiásticas, que tenía como base la teología de Santo Tomás de Aquino. Esto supone un cambio copernicano en la manera de entender la teología. Por eso este libro es tan importante. Frente a la manera jurídica de entender tradicionalmente el sentido de la Pasión, ofrece una perspectiva estimulante y grandiosa. Partiendo de los Padres griegos de los primeros siglos y apoyándose en la hermosa fórmula de San Agustín “Dios se hace hombre para que el hombre se convierta en Dios” va a dar una explicación completamente original de lo que es para él el verdadero sentido de la Pasión. Un sentido vivido ya por los místicos de Occidente, que coinciden plenamente con la teología de los Santos Padres y de la teología ortodoxa.

En la Introducción del propio libro he encontrado este pequeño resumen que puede servirnos de marco general:

– «El fundamente del cristianismo se basa en algo completamente insensato, absurdo, que parece ser lo contrario de lo que habría que hacer: para salvarnos, el Hijo de Dios eligió hacerse condenar como un criminal y morir en un patíbulo atroz.

– ¿Por qué razón misteriosa se eligió un método tan extraño? Comprenderlo nos daría con seguridad la clave del sentido de nuestra existencia en la tierra.

– Desde hace algún tiempo, la Iglesia ya no sabe qué sentido dar a la Pasión de Cristo y ésta es una de las razones por las que la Iglesia está en plena crisis. El P. Brune pretende mostrar en este libro que la Iglesia de Occidente se ha equivocado de clave, que no ha descubierto la verdadera razón de esta muerte extraña, pero no tiene razón sin embargo para poner en cuestión el testimonio de los apóstoles» Lee el resto de esta entrada »

Este nuevo blog surge como una necesidad paralela a los otros blogs del grupo “Aquí-Allá” (ver “Quiénes somos”), en los que venimos publicando desde hace tiempo en estas direcciones:

http://aquialla.wordpress.com

http://elcarterodepierre.wordpress.com

Se titula “Teología de Aquí y de Allá” porque quiere ser, para creyentes y no creyentes,  un intento de acercamiento al Dios de la teología actual, de la teología de Aquí, pero siempre que no pierda el contacto con el Allá, con esa prolongación de vida que nos espera y para la que toda preparación es poca.

Así pues, el blog tiene como único objetivo albergar aquellos textos de interés que por razones muy concretas no se consideran apropiados para incorporarse a los otros blogs citados:

1º – por no corresponder a mensajes, revelaciones, experiencias y otros temas exclusivamente relacionados con la supervivencia a la muerte y el Más Allá

2º – por su línea claramente confesional desde un punto de vista religioso, aunque no necesariamente cristiana

3º – por referirse especialmente a textos de la teología de nuestros días

Pero ¿qué sentido tiene para el hombre de hoy, para la sociedad en que vivimos, la teología?

Sobre Dios y las cosas relacionadas con Él, encontramos muchas referencias en las escrituras sagradas, en la tradición, en los místicos de todos los siglos y en la reflexión de los creyentes de todas las épocas. Pero si dejáramos todas estas cosas sin colgarlas de una estructura racional, quedaría todo como una especie de totum revolutum que nadie acertaría a colocar en su lugar.

La teología realiza esta función: dar una estructura a lo que se dice en las “fuentes” (escritura y tradición) sobre Dios creador,  sobre su Revelación, sobre la salvación ofrecida … Es por tanto un discurso racional sobre Dios a partir de lo que se nos ha revelado y la tradición enseña. En este discurso predomina la racionalidad y si la reflexión desemboca en conclusiones que resultan aberrantes éstas han de desecharse sin más. Así se comprende cómo la reflexión teológica va evolucionando a partir de conclusiones aceptables o inaceptables.

Pero, con el tiempo, la reflexión teológica siempre se anquilosa, se hace inamovible, dogmática, es decir, se enroca en un discurso que fue válido en su día, pero que ya resulta inadecuado para los hombres de otro tiempo distinto. Entonces, han de cambiarse las categorías filosóficas y deben sustituirse por otras más claras para el momento en que se vive. Así, por ejemplo, si Tomás de Aquino utilizó las categorías filosóficas de Aristóteles para exponer y desarrollar su teología, algunos teólogos de hoy en día aplican categorías de la ciencia física actual, tales como campos de fuerzas, holograma u holocrono  para explicar determinados temas de su teología. Vaya como ejemplo el caso del teólogo francés François Brune, que las emplea refiriéndose ¡a la Eucaristía!

¿A quién puede interesar este discurso sobre Dios y sobre las cosas relacionadas con Él? Somos conscientes de que a muchos no les dirá nada. Pero estamos seguros también de que este tipo de teología abre una nueva perspectiva que puede suponer para muchos un verdadero y entusiasta descubrimiento. Posiblemente, hay muchos que confunden el “canal” con el “contenido” de ese canal. Lo que propone esta nueva teología es volver a lo esencial, al origen, al “contenido” tantas y tantas veces distorsionado en el transcurrir del tiempo.

Es hora de enfrentarse cada uno con lo esencial, con aquello que está más allá del poder y de las influencias extrañas que conocemos.

Aquí intentaremos hacerlo como personas adultas y de forma personal, pero compartiendo nuestras experiencias con todos aquellos que quieran acompañarnos.

En breve comenzaremos a publicar. Mietras tanto, gracias por estar con nosotros.

¡Buen día!

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